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Lorena Contreras: Psicología e investigación al servicio de las víctimas

18 Julio 2022

Las líneas de investigación de la directora de Postgrados y académica de la Facultad de Psicología se enmarcan en torno a la Victimología, disciplina que estudia los procesos por los cuales alguien llega a ser víctima, los posibles tratamientos y su prevención. En su caso, especialmente referidos a aquellos casos que involucran a mujeres, la infancia y las familias.

Su trabajo y enfoque, ya en 2008, le valió el reconocimiento de la Sociedad Argentina de Victimología, por su contribución al desarrollo de la misma en Chile. En 2021, en tanto, la investigación sobre abuso sexual infantil en la Iglesia Católica, realizada en conjunto con los académicos Francisco Maffioletti y Noemí Pereda, fue premiada por la Sociedad Interamericana de Psicología. Continuando esta línea, acaba de publicar el paper titulado “Estudio exploratorio sobre salud mental, problemas sociales y daño espiritual en víctimas de abuso sexual infantil por parte del clero católico y otros perpetradores”.

En esta entrevista, la Doctora en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, Máster en Necesidades y Derechos de la Infancia y la Adolescencia de la Universidad Autónoma de Madrid y UNICEF, diplomada en Métodos Cuantitativos y Cualitativos para la Investigación Social, y en Psicología Jurídica y Forense, de la Universidad Diego Portales, se refiere a sus estudios sobre victimología, abuso sexual infantil, y violencia.

  • En referencia a su último paper, ¿cuál ha sido su observación del daño espiritual de las víctimas de abusos sexuales? ¿Cómo la psicología se involucra en el espíritu de los afectados?

 

Tradicionalmente, la victimología ha estudiado los efectos del delito en el ámbito físico, psicológico y social. Pero muchas veces omitimos la dimensión espiritual, muy importante para los y las sobrevivientes, formando parte constitutiva de su cosmovisión.

Los resultados de nuestro último artículo en una muestra española y chilena muestran que las víctimas de abuso sexual infantil por parte de un representante de la Iglesia Católica presentan efectos sobre la religiosidad mayores que otras víctimas, afectando su creencia en Dios. La disminución extrema de la creencia en Dios, producto del abuso, constituye un predictor importante para la mayoría de los problemas sociales y de salud mental. Así, la fe opera como una variable protectora, perder esta fe genera un daño que acarrea graves repercusiones para quienes son creyentes.

De esta manera, nuestros resultados -y los de otros estudios- sugieren la necesidad de incluir la identidad, la fe y espiritualidad en el contexto terapéutico, en una lógica de reparación integral.

  • ¿Cuáles son las principales dificultades y desafíos de investigar a sobrevivientes de abusos y sus entornos?

 

La investigación en abuso sexual producido en la familia, en entornos eclesiásticos u otros contextos es altamente compleja, pues tratamos con personas que han sido vulneradas, transgredidas en ámbitos íntimos, incluso por parte de personas en las que confiaban. Acceder a los sobrevivientes es difícil, dado que el malestar y la desconfianza producidos por este tipo de delitos puede generar rechazo a participar.

Cualquier indagación generada en ese espacio debe ser sumamente cuidadosa, evitando cualquier daño colateral al estudio. Pero esto no es suficiente, tenemos el desafío de producir conocimiento que pueda visibilizar este grave tipo de fenómenos y avanzar en la transformación de las problemáticas que enfrentan las víctimas, ese es un imperativo de la investigación victimológica, a nuestro parecer.

Todo esto se torna aún más difícil cuando investigamos el abuso, la violencia y vulneración en contextos institucionales, pues entran en juego otros actores y agendas, pudiendo generar resistencias al proceso investigativo.

  • ¿Cuál es la relevancia que le adjudica a estudiar casos de abusos? ¿Es un aporte a sanar a las víctimas, de prevenir?

 

La victimización sexual es lamentablemente frecuente en nuestro país y en todo el mundo, afectando gravemente el bienestar, la salud y el ejercicio de derechos de quienes lo vivencian. Además, la ocurrencia de abusos incrementa en sus víctimas la probabilidad de sufrir un nuevo abuso a futuro, así como de vivir otros tipos de violencia. Así, no es poco frecuente la generación de verdaderas trayectorias victimales, con fenómenos como la polivictimización y la victimización reiterada.

Avanzar hacia la erradicación del abuso que se genera en diferentes contextos requiere la producción de nuevo conocimiento, útil para la prevención, detección temprana y el tratamiento de sus víctimas. Pero esto demanda investigadores sensibles, con formación victimológica, perspectiva de derechos e independencia crítica.

  • En esta línea de investigación, ¿cuáles han sido sus principales hallazgos?

 

En el ámbito del abuso sexual en contexto eclesiástico, nuestros resultados muestran el extenso tiempo que tarda la develación, más de 16 años, lo cual da cuenta del profundo impacto que genera en la vida de los y las sobrevivientes. El 86% identifica consecuencias adversas, como trastornos depresivos, trastorno por estrés postraumático, ansiedad, crisis de pánico, entre otros.

Una vez que las víctimas logran contar lo ocurrido, el contexto no siempre reacciona de la mejor forma, de hecho sólo la mitad de quienes develan se sienten creídos por todos o casi todos, dando cuenta de la suspicacia y la desconfianza que enfrentan. Han denunciado a alguien que tiene mucho prestigio en la comunidad y, de alguna manera, todos tienden a pensar que sabrían si eso fuera cierto. Ese es un error fundamental, los perpetradores no tienen ninguna característica que los distinga, así lo ha demostrado toda la investigación.

  • Usted acaba de exponer sobre los factores de riesgo y protección en victimización sexual reiterada hacia niños, niñas y adolescentes, en el marco de la realización de la 17° edición del Simposio Internacional de la Sociedad Mundial de Victimología, cuyo tema principal fue la victimización en un mundo digital. A su juicio, ¿la virtualidad ha creado una nueva fragilidad para las víctimas?

 

Efectivamente la virtualidad incorpora una complejidad adicional, pues la victimización ya no se produce únicamente en el escenario real, sino también en el digital. Aquí la victimización pierde sus fronteras, la víctima puede ser alcanzada en cualquier lugar en el que se encuentre, en cualquier horario y los guardianes tienden a perder su eficacia, pues suelen ser ajenos a estas tecnologías.

Es lo que ocurre en fenómenos como el cyberbullying o el grooming, en donde se traslada el acoso y el abuso sexual a estas plataformas, afectando especialmente hacia niños, niñas y adolescentes, quienes utilizan las TIC’s de manera intensiva.

  • Este año además se adjudicó el Fondo Académica titulado “La develación del abuso sexual infantil en residencias de protección de la Región Metropolitana: la perspectiva de los actores”. ¿Cuál es su objetivo principal?

 

Si bien el abuso sexual ha sido ampliamente estudiado en otros contextos, se sabe muy poco acerca del abuso que ocurre en residencias de protección, pese a que es un entorno de mucho riesgo. Aquí no sólo la prevalencia es mayor, también sus víctimas enfrentan enormes obstáculos para develar estos delitos. La develación es importante, pues es el momento en donde se conoce cuando es posible adoptar medidas de protección y de reparación.

En esta línea, este proyecto de investigación busca comprender, desde la perspectiva de las y los adultos sobrevivientes, la experiencia de develación del abuso sexual infantil en residencias de protección en Chile, así como las respuestas que han recibido del entorno tras su develación, y los efectos que ello ha generado en sus trayectorias vitales. Esto se complementa con la visión de expertos en el tema, y de psicólogos y psicólogas tratantes, quienes han acompañado a los y las sobrevivientes en el proceso de recuperación de esta forma de victimización institucional.

  • Como investigadora, ¿cuáles son sus anhelos y cómo proyecta su trabajo?

 

La victimización infantil y adolescente ha sido el foco de mi trabajo desde el inicio de mi carrera, espero continuar trabajando en torno a estos temas, generando evidencia local que permita develar estas formas de violencia, comprender las variables que precipitan su ocurrencia y su mantención, y ayudar a prevenirlo.

Espero poder continuar construyendo redes de colaboración, no sólo con académicos y académicas de países del primer mundo, sino también de América Latina, donde las brechas en el conocimiento son aún muy importantes. Pero no sólo el mundo académico tiene mucho que decir, también los y las sobrevivientes, quienes han confiado en nosotros y con quienes nos gustaría seguir construyendo. Esto, y la colaboración con el mundo de las políticas públicas, otorgan un marco de sentido que orienta nuestro quehacer.